07 agosto 2012

Madrid, ojos y corazón

Madrid es un contraste continuo, un devenir de gente, de ciudadanos del mundo que deambulan por la ciudad pendientes de sus cosas sin fijarse en los detalles.
Yo no soy así, a mi me gusta observar y descubrir los pequeños regalos que te encuentras.
Hoy he visto a una familia italiana alucinando con el Oso y el Madroño (que, por cierto, es una osa, pero eso lo dejo para otro post) como si fuera la octava maravilla del mundo y, ¿sabéis qué? puede que lo sea, al menos para mí, porque es uno de los símbolos más bonitos y castizos que tenemos.
También he visto juntos a personajes irreales como Mickey Mouse, Winnie the Poo, Jack Sparrow, un Alien, una hada o un vaquero, pobres y pacientes personajes que aguardan a que les echen una moneda para cobrar vida, y, seguro que al pasar a su lado habéis apartado la mirada o pasado de largo, yo os digo que la mayoría estaban ahí  desde por la mañana, les he visto, y os digo que no envidio en nada al pobre que se tira las horas muertas lleno de un maquillaje pringoso y sudando al sol por cuatro perras, pero me alegro de que su trabajo sirva para que a los niños se les dibuje una sonrisa en sus caritas que ilumine toda la plaza de Sol.
Hay policías patrullando junto a chicos que sólo piden un par de minutos de nuestro tiempo para hablarnos de algún proyecto solidario importante que necesita financiación, pero nosotros pasamos de largo, casi corriendo y molestos porque nos interrumpen los pensamientos... escuchad, si alguna vez creéis que vuestro trabajo es duro, probad a poneros en su pellejo, porque la mayoría no cobra, y los que lo hacen tienen un sueldo de risa, que no alcanza casi ni para las infinitas botellas de agua que necesitan para pasar las horas de más calor sin sufrir una lipotimia.
Me he quedado embobada viendo a un hombre que dibujaba ciudades enteras y paisajes infinitos con un solo dedo en baldosas en cuestión de segundos, como si hiciese magia y realmente crease vida.
Me han dado ganas de bailar al pasar junto a un grupo de Mariachis que interpretaban con pasión una pieza preciosa.
He visto a una niña pequeña saludar a todas las personas que salían del tren y  nadie la hacía caso hasta que un anciano se ha parado, la ha mirado y ha dicho: -para que luego digan que no hay gente joven educada. -y la ha saludado. ¿tanto le costaba a los demás mover un poco la mano y sonreir?
Sí, nos cuesta ver las cosas bellas que tenemos a nuestro alrededor porque estamos tán obsesionados con ir corriendo a todas partes aunque realmente no tengamos prisa...
¡Basta ya! Reaccionemos de una vez y vivamos usando nuestros ojos y nuestro corazón.
Probadlo, y contadme si no merece la pena.
Disfrutad de la vida.
Hasta pronto