18 mayo 2013

¿Se puede amar a un Lannister? Capítulo final

Llevo mucho tiempo sin poder sentarme frente a el teclado y conseguir que las palabras que salen de mi cabeza tengan sentido.
Han pasado muchas cosas en mi vida, demasiados cambios, demasiadas sorpresas.
Mis musas decidieron irse a vivir a otro sitio y parece ser que no quieren volver, pero esta historia merecía tener un final.
No será el final que debería tener puesto que la historia en la que se basaba y la inspiración que le daba vida también cambió, así que debo disculparme por lo que vais a leer porque seguro que a la mayoría os disgusta.
No os hago esperar más, sólo quiero daros las gracias de corazón a los que seguís allí y a los que seguiréis pese a todo.

El amanecer les sorprendió abrazados.
Ninguno de los dos deseaba moverse por temor a despertar de lo que creían un sueño increíble, mas debían atender sus obligaciones y ninguno deseaba ser descubierto.
Ella se levantó primero cubriendo su desnuded con la sábana, recuperando parte de la timided perdida la noche anterior.
Él la observó detenidamente, disfrutando con cada milímetro de su hermoso cuerpo que la tela no llegaba a cubrir.
Tras recoger sus ropas del suelo ella se ocultró tras una columna a vestirse y él hizo lo propio junto a la cama.
El silencio se adueñó del momento pues ambos deseperaban por callar para no romper el hechizo de amor.
Un sutil beso en la comisura de la boca y un adiós con la mirada fue lo único que se atrevieron a intercambiar antes de que ella saliese de la estancia dejándole preso de la melancolía y la añoranza.
Jaime sabía que no debía haberlo hecho, que lo que le había mostrado a la inocente joven no era cierto, que él no era y nunca sería como había pretendido que ella creyese.
No era momento de lamentaciones pues debía presentarse ante la guardia para hacer ronda, pero antes, a modo de desayuno, descorchó la botella de vino que había quedado olvidada junto a la cena la noche anterior y se la bebió de un trago. 224
El alcohol era lo único que acallaba las voces interiores que le atormentaban y que le recordaban que no era más que una farsa, una fachada de hombre atractivo y aparentemente culto que volvía locas a las mujeres y conseguía que deseasen ser suyas.
Era cierto que por Lady Cris había sentido verdadera fascinación y había deseado ser otra persona por ella, pero la realidad es que estaba atrapado bajo el influjo de Cersei que contínuamente le recordaba que esos hermosos niños eran fruto de su semilla y no de la del Rey Robert.
Solo por ellos aguantaba al lado de su tirana hermana, solo por ellos aguantaba vivir asfixiado en ese castillo fingiendo, solo por ellos no se atrevía a quitarse la vida.
Solo por ellos se dirigió a los aposentos de Cersei a disculparse y cumplir con sus obligaciones como amante y esclavo.
Solo por ellos ordenó que enviasen de vuelta a Lady Cris a Invernalia.