02 diciembre 2014

Dulce Navidad (Mini relato festivo)

A estas alturas ya estamos todos metidos de lleno en el sentimiento Navideño. Ya están puestas las luces, en algunas casas han colocado el árbol y todos hemos soltado la lagrimita con el anuncio de la lotería.
Pues ahí va mi pequeña aportación al espíritu de estas fiestas, espero que os guste. 

DULCE NAVIDAD

Era uno de diciembre y sus pensamientos ya estaban encaminándola hacia una oscura sensación de agobio.

Se acercaba la Navidad y ella sabía que estas fiestas no iban a ser tan idílicas como en las películas. Trató de pensar en otra cosa, pero inexorablemente, las malas vibraciones le hacían volver una y otra vez recordar cómo había salido todo el año pasado y a prepararse para lo que le deparaba este.

Los días transcurrían y su buen humor iba desapareciendo a pasos agigantados, todo el mundo lo notaba y su rendimiento laboral se resentía.

Por fin llegó la Nochebuena, se puso un elegante vestido, se maquilló y salió dispuesta a llegar a la fiesta familiar portando la mejor de las sonrisas.

Todo transcurrió como esperaba, y el resto de las festividades tampoco aportaron ninguna novedad, parecían fotocopias del año anterior.

En la quietud de su casa, la víspera de la vuelta al trabajo, se preguntó una y otra vez por qué era tan desgraciada. ¿Qué había hecho ella para caer en una familia como aquella? ¿Por qué no eran las cosas como se suponía que debían ser?

No creía estar pidiendo demasiado, sólo ansiaba vivir lo mismo que mostraban las películas: Broncas, insultos y peleas Navideñas.

FIN.

07 marzo 2014

Relato de ciencia ficción: "La conferencia"

Esta vez vengo con un relato calentito recién sacado del cajón de sastre que es mi cabecita loca.
La idea se la tengo que agradecer a Alberto (@Kradven) que una es agradecida y hay que darle al César lo que es del César.
Ea pues, de mi procesador de textos a vuestros corazones (toma horterada, jajaja)

LA CONFERENCIA

La sala estaba a reventar, pese a que se trataba del auditorio más grande de la Universidad, la noticia de que esa tarde el Doctor Hans Trapper iba a comunicar lo que, según él era “el mayor descubrimiento sobre encuentros del tercer tipo en la historia de la humanidad” había atraído a multitud de medios de comunicación, miembros del consejo estudiantil, alumnos e infinidad de curiosos.

Pese al ruido infernal que armaba tanta gente agolpándose para conseguir el mejor sitio de la sala, en el momento en el que el ponente hizo acto de presencia se hizo un silencio sepulcral roto solamente por el sonido de sus pasos por la tarima mientras se dirigía al atril.

Lentamente, el científico se posicionó, sacó sus anticuadas lentes del bolsillo de su ajada bata que alguna vez debió ser blanca; se aclaró la garganta; paseó su mirada por la zona de bancos y finalmente habló:

-Siempre creímos que éramos los únicos seres lo suficientemente evolucionados como para ser conscientes de nuestra propia existencia. No estábamos preparados para encontrarnos con esto.
Sé que muchos de ustedes se estarán preguntando cómo podemos estar tan seguros de esta afirmación, yo mismo negué la evidencia durante los años que ha durado  este estudio pero no se puede dar la espalda a lo obvio.

Miles de años mirando a las estrellas en busca de respuestas a las grandes preguntas, suplicando que se nos concediese la oportunidad de contactar con entes procedentes de otro planeta, allende las galaxias; generaciones enteras soñando con esa posibilidad, componiendo canciones, historias y teorías y por fin tenemos ocasión de cumplir este sueño.

Sé que como periodistas que son querrán dar a conocer al público esta noticia y es probable que muchos de ustedes se dejen llevar a la hora de publicarlo causando pánico innecesario, les aseguro que estos seres son inofensivos y jamás osarían dañarnos, al fin y al cabo hace siglos que establecieron contacto y nunca se han reportado incidentes relacionados con ellos.

Disculpen a este viejo investigador, veo por sus caras que tanta charla les está resultando tediosa y comprendo que querrán conocer la identidad del ente que nos ocupa así que no lo vamos a demorar más.

 Frank, por favor, deja entrar a nuestro invitado.

-La puerta se abrió, al igual que la imaginación de los presentes que esperaban que tras ella se encontrase el típico alien de película de serie B con los ojos almendrados, o bien aquél otro verde y viscoso, pero, en cambio, se encontraron con un ser pequeño que, grácilmente se dirigió hacia donde se encontraba el Doctor y, dando un brinco, se posicionó sobre el atril, acercó su boca al micrófono y, teniendo de fondo las risas de los presentes, profirió un sonoro maullido.

05 marzo 2014

Enciclopedias, internet, viejunismo y predicciones fallidas.


Me estaba acordando que hace muchos años (parecen siglos ya) hice un estudio de mercado sobre enciclopedias, nos metieron a un grupo de unas 12 personas en una sala y nos tuvieron debatiendo sobre su uso; nos preguntaron si veríamos más útil una enciclopedia en Internet que una en papel y la rotunda respuesta que obtuvieron fue:
-"No, la gente no va a estar conectándose a internet cada vez que quiera buscar un término o concepto, siempre preferirá papel."

Ahora parece una locura decir eso pero daos cuenta que en la época en la que esto pasó si querías meterte a Internet tenías primero que seguir ciertos pasos:


  1. Ver si no hay nadie al teléfono o si va a estar libre durante el rato que necesites la red. (¿ADSL? Eso era ciencia ficción)
  2. Tratar de conectar (Ordenador lento, modem lento...)
  3. Escuchar una bonita sinfonía de tonos agudos y chirriantes que indicaba que estabas conectándote.
  4. Saber dónde podías buscar eso (¿Google? ¿Eso qué es?)
  5. Esperar y desesperar hasta que te carga la página del buscador
  6. Recorrerte lentamente las pocas opciones obtenidas
  7. Elegir la que parece adaptarse a lo que buscas
  8. Esperar y desesperar hasta que se abra la página
  9. Ver que no tiene nada que ver con lo que esperabas
  10. Repetir pasos anteriores
  11. Tirarte de los pelos, cabrearte y tirar el ratón mientras escuchas al familiar de turno gritando porque quiere llamar por teléfono y estás ocupando la línea.
  12. Desconectarte, levantarte de la silla, coger una enciclopedia y buscar "a mano".

Así que ya veis, viendo el panorama que había, ¿cómo íbamos a ver normal lo de usar internet para cosas como esa?

Dicho esto que sepáis que me siento muuuy vieja, pero agradecida de haberme equivocado entonces con mi predicción. ¡¡Viva san Google y Santa Wikipedia!! :)