21 agosto 2015

Relato de Ciencia Ficción: "Invasión veraniega".

Hay que ver las cosas que se me ocurren en la ducha después de una mañana de playa... En fin, espero que os guste y, si os animáis podéis deja un comentario abajo, donde el lápiz.
¡Besos playeros!



INVASIÓN VERANIEGA:

-Las tropas enemigas han desarrollado técnicas nuevas de investigación y rastreo que ponen en peligro nuestra posición en este planeta. Pronto serán capaces de detectarnos y ya es hora de que preparemos nuestra defensa. Hemos vivido demasiado tiempo tranquilos y nuestro ejército es ya casi inexistente, debemos prepararnos para la guerra venidera. -El general terminó su exaltado discurso y el resto de asistentes a la reunión comenzaban a sentirse de acuerdo con sus ideas cuando, desde el lado de la sala destinada a los científicos, el más eminente de ellos expuso su punto de vista.
-Creo que ante todo debemos tranquilizarnos. Sí, sabemos por los informes que hemos recibido últimamente que su tecnología es cada vez mejor y, por consiguiente, corremos el riesgo de quedar expuestos ante ellos. Todos sabemos el pánico que se  podría desatar si descubriesen que estamos aquí y, sobretodo, si llegasen a ser conscientes de nuestra procedencia extraplanetaria.
Voto pues por realizar nuestra propia incursión exploratoria masiva a fin de poder analizar más de cerca a aquellos a los que nos enfrentamos pues solo de esta manera sabremos si el peligro es real o no y, en caso de que lo sea, podremos disponer de formas de enfrentarnos a ellos. -El voto fue unánime, incluso el general que, normalmente se oponía a todo lo que aquellos "listillo" proponían, se mostró de acuerdo.
Se aprobó el lanzamiento masivo de sondas exploratorias, denominadas homúnculos, hechos a  imagen y semejanza de sus creadores en cuanto a forma, pero provistos sólo de una base líquida que les dotaba de forma y movimiento y de un sofisticado dispositivo de toma de muestras.
La primera de las víctimas fue un pequeño ser de apenas tres ciclos rotatorios del planeta alrededor de su estrella, pero pronto fueron muchos más.

Los titulares de los periódicos en todo el mundo anunciaron aquel año que, probablemente el Calentamiento Global era la causa de aquella Invasión de Medusas en las playas y el mundo entero quedó se enterneció con la entrevista a la pequeña niña de tres años que, llorando desconsolada sólo acertaba a decir que le había picado una "miedusa". 

12 agosto 2015

Relato de Ciencia Ficción: "El artista"

No sé si ha sido el calorcito, el que hoy me voy de vacaciones, el que últimamente ando contenta o si es que acaso me ha picado algo, pero la sequía literaria parece que remite así que aprovechemos mientras dure.

¡Espero que os guste!

EL ARTISTA:
 
Nunca había destacado por su inteligencia, más bien al contrario. En el colegio era el único que no aprendió a leer en voz alta con fluidez  y su pelea con las matemáticas había sido un caso perdido por lo que sus profesores se limitaban a dejar que pasase el tiempo en clase haciendo lo que buenamente podía, sabedores de que no iba a llegar muy lejos.
Las subvenciones que le otorgaron de adulto declarando que era incapaz de ejercer profesión alguna le resultaban suficientes para vivir holgadamente y él era feliz así,  aunque en el fondo pensaba que la gente exageraba y que, si le dejasen, demostraría su valía.
Casi todo su tiempo lo pasaba en aquel museo, se había hecho socio y eso significaba que el dinero que donaba todos los meses servía tanto para traer exposiciones nuevas y mantener las viejas, así como para proporcionarle un pase permanente.
Los trabajadores del centro ya le conocían, era como de la familia y le dejaban acceder incluso a zonas que normalmente estaban vedadas a los visitantes. Eso le hacía inmensamente feliz, pero sólo él sabía la razón de tanta dicha.
Se había aprendido de memoria la vida y obra de todos aquellos sabios famosos, sus inventos, sus partituras, su arte… Vivía obsesionado con ellos, con lograr ser tan inteligente y con llegar a ser así de venerado tras su muerte.
Todas las noches al llegar a casa, con la cabeza llena de datos, se encerraba en el sótano y perfeccionaba su invento. Llevaba con esta rutina ya veinte años y por fin parecía que iba a conseguir que funcionara.
Se puso el rudimentario casco de bici que había modificado añadiendo placas, cables y hasta una antena de radio, conectó la corriente, cerró los ojos y empezó la magia.
Entre las más de doscientas opciones que había programado eligió a Van Gogh  porque su arte siempre le inspiraba. Cuando la máquina se puso en marcha supo que había conseguido su objetivo, no sólo era capaz de pensar en la profundidad del color, o en dónde y cómo dar las pinceladas para conseguir una obra de arte sino que cogió un pincel y pintura y comenzó a crear. Poco a poco, el blanco lienzo empezó a mostrar la silueta de aquellos famosos girasoles. Pero no era suficiente, necesitaba hacer más cosas, no podía estarse quieto y una enorme sed de absenta se apoderaba de él. Frenético salió a trompicones de la casa, entró en una licorería y compró una botella de aquél  líquido verde, bebiéndosela en cuestión de minutos directamente de la botella, sin diluir. Volvió a casa tambaleándose y la tristeza se apoderó de él. Sintió la necesidad de demostrarle a aquella bonita chica de la tienda de regalos cuánto le importaba, por lo que no tuvo más remedio que regalarle algo muy preciado por él. ¿Qué podía ser? Por supuesto, estaba claro, por lo que, con un cuchillo de cocina afilado, se cercenó el lóbulo de la oreja  y, haciendo caso omiso al dolor y la sangre, lo envolvió amorosamente y lo metió en un buzón.
Nunca llegó a ser consciente de lo bien que funcionaba su máquina, de cómo te hacía no sólo sentir en tu mente los conocimientos de los grandes artistas sino también todos sus sentimientos, paranoias y manías. Había sido tan concienzudo en su trabajo que murió desangrado en plena calle, convencido de ser aquél a quien admiraba como si en vez de una simulación, su máquina hubiese conseguido hacer un trasplante de cerebro.
Nadie lo supo nunca, pero aquella noche no había muerto un hombre corriente ni siquiera, como muchos pensaban que era, un tonto, sino el que, con toda seguridad, había sido el mejor inventor de toda la historia.

06 agosto 2015

Relato de Ciencia Ficción: "Servidor".

No me lo creo, parece que vuelvo a coger el ritmito y empieza a fluir eso de escribir otra vez (Tocaré madera)

Sobre la historia, todo parecido con la realidad de cómo son las cosas es, probablemente real. ;) (Aunque, afortunadamente no es mi caso)


SERVIDOR:


Ni siquiera en vacaciones se puede estar tranquilo, sobre todo si eres la única persona capaz de realizar tu trabajo. Hacía años que la empresa le había prometido formar a otra persona para ayudarle, pero él ya sabía que pasaría mucho tiempo hasta que esto fuese posible.

Así que ahí estaba, en mitad de un hermoso paisaje montañoso, tecleando en un viejo portátil y rezando por no perder la poca cobertura que le proporcionaba la tarjeta de red mientras su familia disfrutaba montando en bicicleta por aquellos deliciosos parajes.

El teléfono sonó, y antes de cogerlo ya sabía que eran malas noticias, pero ni con toda su imaginación hubiese sido capaz de pensar que la situación era tan crítica.

-No hay opción, sabes que sólo podemos arreglar el problema desde la raíz, hay que estar físicamente allí  y no hay nadie más que pueda hacerlo, lo siento pero tienes que ir. –Le comunicó su jefe y su voz sonaba realmente pesarosa. – Mandaré un vehículo para que te recoja, llegará en una hora.

Su transporte llegó puntual, para su desgracia;  apenas había tenido tiempo de despedirse de sus familiares y de prepararse para el viaje pero no podían esperar más así que se ajustó el cinturón de seguridad e indicó al piloto que ya podía partir.

Mientras se dirigía a su destino se preguntó una y mil veces de quién había sido la idea de poner los servidores tan lejos, concretamente a 4,243 años luz de la Tierra, en Próxima Centauri.

04 agosto 2015

Relato de ciencia ficción: "El toque humano".

¡¡He vueltooooo!!
Poco a poco vamos consuguiendo escribir algo. A ver si os gusta:


 
EL TOQUE HUMANO

Más de 200 años elaborando dulces tradicionales habían hecho de “El horno de la abuela Lupe” un referente en el mundo de la alimentación. La pequeña tienda de barrio que, con mucho esfuerzo y una mano maravillosa para la repostería, había abierto y regentado la propia Lupe se enfrentaba ahora, varias generaciones después, a una decisión difícil.

Reunidos en torno a la mesa del obrador, los herederos del negocio discutían si debían o no implementar un sistema totalmente automático en la cocina que les permitiera ser cien por cien higiénicos y les abaratase los costes de mano de obra. Tras horas de debate se decidió que su implantación sería lo mejor para el negocio por lo que, dos semanas después se abría al público el flamante “Horno mecanizado de la abuela Lupe”

Tras un mes de éxito total de ventas debido a la novedad, descubrieron que, poco a poco, estaban perdiendo clientela. ¿Qué podía haber pasado para que, tras tantos años siendo líderes en el sector ahora estuviesen al borde de la quiebra?

Contrataron a los mejores expertos en economía y negocios, gastaron grandes sumas de dinero en publicidad, pero nada parecía funcionar.

Un día, tras ver cómo un niño que acababa de comprarles un dulce lo tiraba a la papelera nada más probarlo comprendieron que el problema debía estar en el sabor.

Pronto, el mejor laboratorio del mundo les revelaba el secreto: La única diferencia entre los dulces hechos a la antigua usanza y los mecanizados era que los primeros contenían pequeños restos orgánicos depositados inocentemente en su elaboración. Lo que muchos denominaron como “El toque humano”.