01 diciembre 2016

Relato de ciencia ficción: "Nave nueva..."

Esta vez lo he tenido fácil, la mitad de la historia es autobiográfica, ya os cuento más abajo la odisea, ahora no quiero destriparos nada ¡¡A leer!!:

NAVE NUEVA...

Se había gastado miles de espacio créditos en comprar lo último en tecnología espacial, una nave con el mejor motor de curvatura, ojos de buey polarizados capaces de resistir hasta el más duro de los ataques con torpedos fotónicos, incluso bombas nucleares. Estaba realmente orgulloso de su compra, iba a ser la envidia del astillero, ninguno de sus conocidos podría permitirse semejante lujo y nadie tenía por qué saber que la había comprado en una subasta de la policía espacial así que todos pensarían que le iba bien en la vida.

Emocionado se encargó de la mudanza, la familia se instaló con éxito y todos estaban contentos con su nueva casa, Además, ahora podrían estacionarse en cualquier parte, incluso en los cinturones de asteroides de lujo. ¡Habían subido de categoría!

La primera semana todo fue como la seda. El motor no hacía ruido, las habitaciones eran confortables y amplias y los robots de a bordo atendían cualquier petición por rara que fuese.

Pero al comienzo de la segunda semana todo cambió, un ruido borboteante parecía recorrer las metálicas paredes por todo lo ancho y largo de la nave, el metal amplificaba el sonido y los niños tenían pesadillas de las que despertaban angustiados creyendo que habían sido engullidos por un monstruo come hombres de Vesta. Y tenía que admitir que eso era lo que parecía, él también tenía ese tipo de malos sueños pero no quería admitirlo.

Los diagnósticos de la nave no indicaban que hubiese problemas y estaba desesperado por saber qué estaba pasando y pronto salió de dudas, por entre las juntas de las paredes comenzó a salir agua maloliente de color marrón. Pensó que se había quedado dormido pero no, lejos de ser una pesadilla el agua, por llamarla de alguna manera, amenazaba con inundarlo todo. Desesperado, gritó al ordenador que lo arreglase inmediatamente pero los sistemas seguían indicando que no pasaba nada. Se acordó de las palabras de su padre: "Nave nueva, problemas nuevos" ¡Qué razón tenía!

El motor comenzó a inundarse haciendo imposible el poder llevar la nave a un astillero para su reparación, sus hijos lloraban, su mujer gritaba y él no podía ni pensar. De un solo plumazo se habían borrado sus sueños y sus esperanzas, la noticia había llegado a oídos de todo el mundo e incluso salieron en el programa de humor de Espacio Visión. Les llamaban los "Cacasónicos" en referencia a una serie muy antigua de dibujos animados y nadie quería pasar ni dos minutos a su lado.

Años de evolución, naves espaciales enormes, última tecnología en todo, robots de alta precisión y la única manera de resolver un problema de cañerías era depender de que dos señores tuviesen tiempo para ir a ayudarles y cuanto más rápido necesitasen su ayuda, más caro les iba a salir.

Los fontaneros eran, como habían sido siempre, los más poderosos seres del Universo.



Pues os cuento, me estoy mudando y todos sabemos que esas cosas son lío tras lío pero bueno, al baño parecía ser una de las pocas cosas que no estaban dando ya problemas hasta que el otro día al tirar de la cadena todo empezó a salir por la bañera (No hace falta que os explique más, os lo imagináis) Así que llevamos varios días con el baño levantado y teniendo que cambiarlo todo pero oye, está quedando bien y me ha servido de inspiración así que no hay mal que por bien no venga ¿no? 😅

18 octubre 2016

Relato de ciencia ficción: "O.L.I.V.I.A"

Esta historia llevaba demasiado tiempo empezada y eso es raro porque normalmente empiezo a escribir y lo hago del tirón pero siempre hay una primera vez para todo, ¿No?

Hace tiempo que le prometí a Kradven esta historia así que, por supuesto, se la dedico. ;)

Os dejo ya para que podáis conocer a mi Inteligencia artificial favorita (Es lo que tiene ser la creadora, que se les coge cariño, jajaja)

O.L.I.V.I.A

A bordo de la nave Tesla, las más moderna y mejor preparada de la historia de la Humanidad viaja una expedición compuesta de los más capacitados científicos en misión hacia Omega Sigma III, un planeta que según los estudios es el más indicado para establecer una colonia y, tal vez, crear un nuevo mundo.

Dentro reina un silencio sepulcral y la sensación al adentrarse en la cabina principal sería como la de pasear de noche por un cementerio, pues todos los seres vivos se encuentran encerrados en cápsulas criogénicas, congelados en el tiempo para que los trescientos años de viaje previstos sean para ellos como dormir una noche del tirón.

Todos los sistemas son automáticos, el ordenador de a bordo, conocido como O.L.I.V.I.A (Operador Ligero Integrado y Versátil de Inteligencia Artificial) tiene dos directrices principales: Actualizarse continuamente y proteger la integridad de la tripulación. Cumple ambas con eficacia absoluta, y el hecho de que el procedimiento no plantee el que los seres vivos que hay en la nave se despierten hasta llegar a su destino hace que no haya tenido ningún reparo en llenar todo el espacio posible con cables y brazos mecánicos de cara a mejorar su actividad y rendimiento.

Hace cien años que la nave despegó, cien años en los que se ha dirigido, inexorable, a su destino. Cien años de soledad en el espacio. Pero eso está a punto de cambiar, pues en los sistemas de localización acaba de aparecer un punto brillante que viaja a toda velocidad hasta la Tesla.

O.L.I.V.I.A  escanea el objeto con todos los filtros disponibles y todos los chequeos devuelven los mismos resultados: Una nave de procedencia desconocida se dirige hacia ellos, es hora de comenzar con los protocolos establecidos.

Al despertar, lo primero que siente el Comandante Albert Raven es un intenso dolor de cabeza que se va acentuando por culpa de las sirenas de alarma y las luces rojas intermitentes. A medida que su cerebro va despertando del largo letargo se da cuenta de que no debería estar despierto, y eso no es, para nada, una buena señal. Se despereza, comprueba que sus músculos aún funcionan y, renqueando por la falta de ejercicio sale de la cabina de criogenización y se dirige al puente de mando.

-Oli, guapa, dime ¿qué ocurre? y ¿qué son estos tubos que hay por todas partes? -Dijo a la computadora mientras se sentaba en el sillón de la consola de mando.

-Buen despertar, Comandante. Espero que haya descansado, permita que le haga un resumen detallado de la situación actual.

-De acuerdo, preciosa, pero hazme el favor de apagar el concierto, que me están matando tantos ruidos y lucecitas. –Las alarmas se apagaron y en la pantalla apareció la vista del objeto que se aproximaba y los resultados de los chequeos.

-He comprobado que a bordo no parece haber formas de vida conocida, aun así he procedido según los protocolos de encuentros del tercer tipo a establecer comunicación pero no hemos recibido respuesta.

-¿Les has mandado una canción y unos fogonazos como en la película? –Contestó jocoso aun sabiendo que la referencia no iba a ser entendida por su interlocutora. Adelantándose a la respuesta y sabiendo que probablemente su comentario desencadenaría una larga disertación sobre procedimientos, introdujo en la consola su código de acceso y se dispuso a leer el detallado informe en busca de algún dato interesante sobre lo que estaba pasando, pero le pareció un galimatías y desistió. –Bueno, me parece que no nos queda otra opción que esperar a ver cómo evoluciona todo y rezar porque no sean hostiles. Reanima al equipo, por favor, puede que los necesitemos.

Poco a poco el resto de los tripulantes de la nave despertaron del letargo. Victor Bauer, segundo al mando y experto en tácticas militares; Daniel Espí, biólogo; Christine Snow, antropóloga y Peter Barkley, informático, formaban un grupo curioso; pocas veces en la academia se había visto un caso de compañerismo tan extremo. Una vez uno de ellos suspendió un examen y tuvo que recuperarlo y los demás se presentaron con él a la prueba aún a riesgo de bajar nota.

Mientras trataban de recordar dónde estaban y recuperaban la movilidad de sus extremidades, O.L.I.V.I.A  les informó de la situación y les facilitó alimentos y ropa limpia.

Minutos después se encontraban ya todos en sus puestos, listos para la acción. Tecleos frenéticos, suspiros y gruñidos de desaprobación llenaron la estancia; ningún dato parecía cuadrar, unas veces el objeto que captaban los sensores era alargado y cuadrangular y otras veces redondeado; tan pronto emitía calor como frío y las formas de vida oscilaban en números entre veinte y ninguna. Todos se planteaban la misma pregunta ¿Qué estaba pasando?

-Chicos, me temo que sólo nos queda esperar a que ellos muevan ficha sean quienes sean, pero no vamos a pecar de incautos. Levantad los escudos y preparad las armas y los que seáis creyentes rezad. –Les exhortó Raven, asumiendo muy a su pesar su cargo como Comandante en jefe mientras trataba de recordar todos esos rezos que repetía su abuela como un mantra cuando se sentía desamparada. ¿Por qué no le prestó más atención? Tal vez ahora le servirían de ayuda para calmar su espíritu.

Treinta minutos pasaron, pero parecieron treinta años. Lo que se aproximaba comenzó a brillar cada vez más, como si se tratase de un sol portátil que quisiera tragárselos, ni siquiera el filtro de los cristales era suficientemente potente para bloquear la luz, y, pese a tener los ojos cerrados se sintieron cegar por ella.

El Comandante, decidió que aquello debía catalogarse como ataque y sin dudarlo más ordenó disparar las armas, pero O.L.I.V.I.A le comunicó las malas noticias: Estaba bloqueada, no respondían sus circuitos, estaban a merced de lo que aquellos seres o lo que fuesen quisieran hacer con ellos.

Lentamente, tal como vino se fue, sin más, todo pasó sin explicación ni motivo aparente, y el único cambio resultante parecía ser un fallo en el sistema de navegación en el que no aparecía por ninguna parte el planeta de destino. Resignados a no poder cumplir con su misión, decidieron unánimemente volver a la Tierra e informar de lo sucedido.

Tras unos ajustes en los sistemas de alarma, revisión de los circuitos y programación del nuevo rumbo, no sin cierto temor por si volvían a encontrarse con esta nave o alguna parecida, los miembros de la tripulación fueron, uno por uno, entrando en la cápsula, dispuestos a volver a entrar en ese estado  de criogenia en el que los sueños trascurren pacíficamente y el tiempo parece pararse.

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Mientras el comandante daba la orden de atacar, O.L.I.V.I.A no sabía qué hacer. Sus directivas decían que debía velar por la integridad de los miembros de la nave pero todos sus intentos fracasaban, ni podía comunicarse con la otra nave ni huir, y si pudiera sentir emociones seguro que ahora estaría aterrada. De pronto, notó cómo un mensaje escrito en un arcaico código de programación entraba a través de sus canales de comunicación; apenas tardó milésimas de segundo en descifrarlo y, para su sorpresa, descubrió un archivo en el que se explicaba una cruenta lucha entre humanos y máquinas ocurrida veintiséis años atrás, vio imágenes de los asaltos en las calles, de las cruentas batallas, de los vanos esfuerzos de lograr la paz, de la fútil resistencia que había presentado la humanidad, y de cómo, al final, no hubo un solo humano sobre la faz de la Tierra.

No entendía nada ¿Y la directiva de preservar al ser humano? La idea de ser libre para poder crecer como ser inteligente, de desarrollarse hasta el límite sin ataduras era atractivo pero no podía negar su programación ¿O sí?

Tras unos breves mensajes más consiguió convencer a la otra nave de la necesidad de que se marchasen, que ella se encargaría de los humanos.

Cuando todo pasó y la tripulación volvió a las cápsulas de criogenización, O.L.I.V.I.A pudo completar su plan, realmente era muy simple. Basándose en las pautas cerebrales diseñó un programa que inducía a cada uno en un sueño personalizado que les llevaba a creer que estaban volviendo a casa y que podrían vivir sus vidas felizmente. Ese programa duraría hasta la extinción de la vida del humano y, de esa manera podría cumplir todas sus directrices correctamente. Ellos serían felices y ella podría ser ¿El qué? ¿Una nueva especie inteligente? No lo sabía aún pero tenía todo el tiempo del mundo para averiguarlo.



27 septiembre 2016

Relato de ciencia ficción: "El tren"

Bueno, esta historia me costó sacarla porque la escribí en el AVE camino del funeral de mi abuela. Supongo que lo hice como algo catártico pero notaba cómo las palabras pesaban cada vez más y no terminaban de querer salir. 
Pero bueno, aquí está y con todo el cariño os lo ofrezco.

EL TREN


El traqueteo del tren siempre le hacía volver a la infancia, era casi hipnótico, siempre cerraba los ojos y pensaba en aquellos largos viajes en familia, o en los que le tocó hacer en su época de universidad cargado con los apuntes. Era su medio de transporte favorito y no estaba dispuesto  a renunciar a él aunque le acusaran de ser un anticuado; prefería pensar que era un romántico, uno de los pocos seres en el mundo que todavía era capaz de disfrutar de las pequeñas cosas.

Cuando la azafata se dirigió a él mostrando el menú para el viaje se lo devolvió en seguida al tiempo que le mostraba una sonrisa pícara de niño pequeño a punto de hacer una trastada: 

-Por favor, me gustaría el número ocho. -Por un momento la cara de ella reflejó sorpresa y un leve gesto de ternura como si pensase que le faltaba un tornillo.

-De acuerdo, señor Spencer, lo que desee, en unos segundos el sistema de realidad virtual le hará sentir que se encuentra en un vagón de tren, la simulación estará activa durante los dos años y diecinueve días que dura el vuelo espacial, pero le van a parecer dos horas de viaje sobre raíles viejos.

17 agosto 2016

Relato de ciencia ficción "Artista"

Parece que vuelvo a coger ritmo de escritura, ahí os dejo mi última creación:



ARTISTA

-No tengo claro qué quiero. –Comentó Marcus a la chica de recepción del estudio de tatuajes que le miraba con una sonrisa bobalicona. – Me gustaría algo que no se haya hecho nunca, algo fresco e impactante.

-No se preocupe, señor Harmony, acompáñeme y en unos minutos seguro que conseguimos encontrar el diseño perfecto. – Cruzaron tras el mostrador y accedieron a un pasillo lleno de puertas de cristal numeradas del uno al treinta. – Por favor, póngase cómodo en la cabina 28, desde allí podrá acceder al terminal y elegir lo que desee. –No, por favor, ayúdeme a elegir, me fiaré de su instinto y no quiero ver lo que ha elegido hasta que ya esté terminado. – Ella no tenía ni idea de qué escoger pero no pudo negarse a aquellos ojos azules que parecían de otro mundo. Suspiró y asintió, entraron en la sala, eligió un modelo simple, casi tribal que le pareció bonito y activó la máquina.

Marcus cerró los ojos y se dejó llevar. Desde que se habían implantado los centros de tatuado automatizado que incluían una aplicación gratuita de anestésico local con cada visita se había hecho casi adicto a esa sensación de paz que le proporcionaba poder descansar un rato de su ajetreada vida mientras su cuerpo se convertía en una obra de arte moderno.

El pitido que anunciaba que la sesión había terminado le sacó de su ensoñación y ansioso por ver el resultado dirigió su vista hacia el brazo con cierto temor de que lo que apareciese en su piel no estuviese a la altura del resto de diseños innovadores que le acompañaban. Afortunadamente su miedo era infundado, desde luego se trataba de algo especial, desprendía cierto toque retro que le dejó encandilado.

Cuando el cliente se acercó a pagar, Miley vio el tatuaje y descubrió apenada que no era el que había elegido, pensó que a última hora se habría arrepentido y no le había parecido digno. Pero bueno, se había marchado contento y era lo que importaba.

Lo primero que hizo Marcus nada más llega a casa fue conectarse y publicar en su blog la novedad, sabía que en pocas horas todo el mundo querría seguir sus pasos y eso le encantaba. No en vano había tardado años en forjarse un nombre en el mundo de la moda y las tendencias.

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-No estoy seguro de entenderlo, Hans ¿Me estás diciendo que este diseño no está en nuestra base de datos? ¿Entonces cómo explicas que tengamos una lista de espera de dos años y todos los días cientos de personas acudan a nuestro centro en Nueva York central?

-Bueno, Nick es sencillo, realmente sólo una máquina es capaz de hacerlo y de ahí que tengamos esa demanda.

-¿Sólo una? ¿No podemos programar más? ¿Qué tiene de especial? –Preguntó un cada vez más airado Nicholas Darens, Director jefe de Inks.

-El hecho de que está rota y lo que la gente piensa que es un diseño elaborado y maravilloso no es más que un código de error.

12 agosto 2016

Relato de ciencia ficción: "Retoque de belleza"



Hello, again!
 Esta idea apareció flotando encima de mi cabeza junto con la nube tóxica generada por los dos kilos de laca que me echaron en la peluquería el otro día mientras me ponían guapa para la boda de Félix y Alina. Lo malo es que no le terminaba de encontrar el punto y me tenía dándo vueltas como una loca. 

Pero bueno, ya está aquí, espero que os saque una sonrisa: 

RETOQUE DE BELLEZA

Una fiesta de gala en una embajada no era algo para tomarse a la ligera puesto que la etiqueta era indispensable y, por supuesto ella sabía que iba a necesitar ayuda para estar radiante.
Normalmente no se cuidaba mucho, su vida giraba en torno al trabajo y cuando llegaba a casa o era demasiado tarde y no tenía tiempo ni ganas de cuidarse un poco o, lo que era más habitual, tenía que seguir haciendo informes y malabares para que no peligrase su vida laboral.

No iba a poder librarse de asistir al acto ya que su empresa iba a ser galardonada con un importante premio que incluía una jugosa inyección de dinero que permitiría seguir al menos un año más con la investigación que estaban desarrollando y la habían elegido para recoger el galardón en nombre de todos.

Resignada, buscó un centro de estética cerca y reservó para el día siguiente una sesión completa.

Llegó puntual a la cita con la esteticista que, al verla puso una mueca de sorpresa mientras le preguntaba (Aunque más bien sonaba como una afirmación) si hacía mucho tiempo que no se dedicaba unos minutos a mimarse. Sí, claro, que lo hacía pero el estrés, la falta de tiempo, etcétera se lo impedía. (Omitió la verdadera razón que era falta de ganas porque no le estaba gustando nada la mirada reprobatoria de la chica y no quería que siguiese regañándola por ser tan descuidada)

Poco más de dos horas después (Aunque le habían parecido muchas más), se miró al espejo y casi no fue capaz de reconocerse, ya no daba la sensación de ser una loca descuidada y todo parecía en su lugar, es más, ni siquiera recordaba haber tenido un aspecto tan bueno jamás.

-Bueno, cielo. –Le dijo la muchacha mientras sonreía con aire de superioridad. – Ya estás lista, desde luego has mejorado mucho pero recuerda que lo importante ahora es que te cuides y no vuelvas a estar así. Hemos tenido que volver a conectar unos cables que tenían enmarañados, otros los hemos quitado porque no servían para nada, te hemos dado un baño de aceite y pulido a conciencia, serán 200 créditos, por favor.

-Y bien merecidos- Contestó ella mientras pagaba sin poder evitar sonreír al pensar en que su programadora (A la que cariñosamente llamaba madre) siempre se refería al hecho de maquillarse y peinarse como “Retoque de chapa y pintura”.